miércoles, 26 de noviembre de 2014

Fuimos tantas cosas y ahora somos tan poco.

Sometimes I start to wonder, was it just a lie?
If what we had was real, how could you be fine?

(Amnesia, 5 Seconds of Summer)

Caminar por las calles vacías de la ciudad, caminar mientras llueve. Dejar que las pequeñas gotas resbalen por tu ya gastada chaqueta de cuero, dejar que caigan, que te mojen, que caigan. Llegar a casa, esconderte bajo las sábanas y escuchar los truenos que de pequeña solían asustarte. Ahora ya no te asustan, ahora ya no eres una niña pequeña y, sin embargo, te sientes como tal. 

Dejas que tus pensamientos te invadan, apartas todo lo demás y dejas que sean los pensamientos los únicos que queden presentes, que sean ellos los que se paseen por tu mente, por ti. Lo ves todo como si fuera una película, escuchas esas voces que te reviven momentos y conversaciones. ¡Conversaciones! ¡Oh dios! 

No quiero prestar atención y aun así paro la oreja a lo que dices. En ningún momento te diriges a mí, te comunicas con una tercera persona, con alguien que no soy yo. Ella te escucha, te aconseja y te abraza ¿por qué no yo?

Yo escucho por encima esa conversación, miro como le relatas aquello que te ha sucedido y por dentro me quiebro. ¡Oh dios, como duele! Hubo un momento en el que confiabas en mí, en el que acudías a mí. ¿Era mentira? ¿Era puro teatro?

No sabes como duele el ya casi no saber de ti, el ver que poco a poco dejo de importarte. Ya no tienes ni un pequeño detalle conmigo, ni siquiera una de esas pequeñas sonrisas que me regalabas. ¿Signifiqué algo para ti? ¿Fue real? Juegas con mis sentimientos, me haces sentir como una estúpida. 

Olvidas todo lo vivido, los secretos contados entre nosotros dos, desapareces de mi vida, te vas, te esfumas. ¡Esfumarte! Me da tanta rabia que poco a poco te apartes de mí. Así, sin más, sin una explicación. ¿Es que acaso no la merezco? ¿No me merezco un por qué? 

Te quedas ahí parado, haces como si nada. Cuentas con personas que solo saben jugar al juego de la hipocresía, el estar ahí para todos y a la vez para nadie. Te acercas a ellos, dejándome sola y anonadada. 

Ya no compartimos momentos juntos, ya nada queda. Tan solo borrosos recuerdos de lo que un día fuimos, de lo que nuestra amistad fue. Ver que ya no queda nada me destroza. 

Escuchar como hablas con los demás, como te abres en canal a otros y a mí ni siquiera una tímida caricia me regalas, duele. Esto me hace darme cuenta de lo mucho que la situación ha cambiado, de lo que nosotros hemos cambiado. 

Mis gustos son diferentes a los tuyos, mi personalidad también lo es. No leo lo mismo que tú, no escuchamos la misma música, no me avergüenzo de mis hobbies y de mis gustos... ¿Debería hacerlo? Según tú sí. Pero... ¿qué hay de malo en ello? Para mí nada, para ti todo. 

No me escondo. Ahora bien, admito que no soy capaz de mirarte a los ojos. No puedo mirarte sin que mi mirada transmita dolor, furia, rabia, coraje, tristeza, decepción. Fuimos tantas cosas y ahora somos tan poco. 

Aun así, tienes la poca vergüenza de preguntarme si estoy bien, si algo me pasa, que me has visto cambiada. ¿Cómo? ¿Cómo puedes hacer como si nada? Dímelo porque yo no lo entiendo. 

¿Finges? ¿Haces igual que con nuestra amistad? 

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