lunes, 11 de septiembre de 2017

Vueltas al pasado.

Le he estado dando vueltas al asunto, desde que escuché nuestra canción no he sido capaz de parar de pensar en ello ni un momento. Tienes razón; me equivoqué. No supe como pedir perdón, y ahora que lo hago sé que es demasiado tarde, que de poco te valdría. El daño ya está hecho, es parte del pasado y difícil de rememorar. 

Nos equivocamos juntos, por separado y en paralelo. Quisimos correr, darnos prisa en las acciones, quitar la tirita de heridas anteriores de un solo tirón. Pensamos que sin hablar del tema todo estaría mejor, que si callábamos y actuábamos de forma espontánea todo seguiría igual. 

Me fallé a mi misma. Dí todo lo mejor de mí y aquí estamos otra vez. Removemos los errores del pasado, recordamos las fotos que tanta alegría nos dieron y luego pones nuestra canción en modo repetición. De fondo resuenan sus palabras, versos que una vez marcaron, dejaron huella en nosotros. 

Tatuajes que marcan nuestro futuro, objetivos que tenemos y sueños que intentaste destruir. Tinta negra en la blanca piel que se convierten en frases con promesas; nunca fallar otra vez. Sin embargo, nunca digas nunca ¿verdad? Palabras que no se deben pronunciar, pero quedan en el aire. 

Pues sí, mírame. Me presento, nos volvemos a ver y las inseguridades que creía haber dispersado vuelven a mí, como aquél niño que no quiere separarse de su madre. Los pensamientos van a mil y por más que lo intento no consigo relajarme, no consigo olvidar, ni desprenderme de esos pequeños defectos que forman parte de mí. 

Prometo no caer en las equivocaciones del pasado, que lo que un día fui no se apoderará de mí. Y un simple mensaje lo cambia todo. ¿Por qué eres así? Estuvimos en un tira y afloja continuo hasta el día en que yo solté la cuerda, pero parece ser que tú no te has deshecho de ella. Me pregunto qué es lo que quieres conseguir. 

Prometí no caer en tus redes, ni seguirte los juegos en los que solías meterme. Conseguí levantarme mientras me hacía paso entre mis propias promesas, reglas y normas que me repetía... Y otra vez me las vuelvo a saltar. Respondo a tus juegos, me meto de lleno en él. 

Me asaltan las dudas y no quiero que lo comprendan, no busco que lo entiendan. Tan sólo que acepten que forman parte de mí, que caer en los errores del pasado hacen que todo lo que uno quiso olvidar de si mismo vuelva a resurgir. 

Y que si lloro, que si guardo silencio y la sonrisa no nace, no te preocupes que todo se arregla, que solo pienso en las veces en las que me he fallado, en mis propias promesas rotas y en tantas reglas escritas y ya borradas. Y sí, no supe pedir perdón, pero tampoco pude perdonarme a mi misma. 

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