martes, 21 de febrero de 2017

Yo.

No quiero verte más. No quiero recordar, ni pensar en aquello que fuimos, en lo que nos hizo crecer como personas, aquello que, tal vez, nos formó como pareja. No quiero pensar, ni remover recuerdos. Deseo esconderlo todo bajo la alfombra, en el fondo del viejo armario o entre miles de cajas en el maletero de tu gastado coche. 

Quiero que te quedes con mis besos y mis abrazos. Guarda las cartas escritas a media noche y las rosas regaladas a media tarde. Quédate con mi frío café y con ese perfume olor primavera. Ese pintalabios sabor pasión, y el azul turquesa de mi pintauñas es para ti, para que me recuerdes. 

Recuerda las mañanas de desayuno y las tardes de película. Escapadas secretas de las que no dejamos constancia, de las que nadie sabe, salvo nosotros. Solo quedan besos y caricias. Paseos de la mano y bailes descordinados que acaban con cosquillas por los suelos. Felicidad en una pequeña botella, amor en mi corazón. 

Recuérdalo todo mientras yo quemo las fotos, borro cualquier rastro de lo que sucedió en tus sábanas satén. Mentiras que me hacían creer en tu inocencia, en nuestro presente, en ti. Tirar los regalos que un día me hiciste, regalar mis momentos a quien merezca la pena. Ese ya no eres tú. 

Tenerte a pocos metros de distancia. Banco en paralelo, miradas cruzadas, azul frente a verde. Anillos que prometían, ahora pura decoración. Notas en bolsillos son mensajes sin contestar. Letras borrosas, líneas que ya no se distinguen. Poemas a medio acabar, cartas por empezar. Ya no siento nada. 

Cenizas son lo que quedan. No hay llama, ni fuego incipiente. Busco algo nuevo, algo diferente. Dejar mis miedos atrás, vivir pasiones desconocidas para ti. No quiero pensar en ti, en lo que me hacias sentir. No quiero que mi corazón vaya a mil, ni que cada fibra de mi ser se estremezca.

Prefiero olvidarte, no darle vuelta a las cosas que hicimos y a todo aquello que quedó por hacer. Existes, eso no lo puedo cambiar. Eres el pasado que no quiero que vuelva, pero puedo cambiar mi presente, mi futuro. Deberías irte, marcharte. 

Cartuchos agotados transformándose en las miles de oportunidades malgastadas. Puertas que abrí y jamás supe cerrar. Siempre hubo un hueco por el que deslizarse, una ranura que dejaba ver mucho, aunque algunos no viesen nada. No existía el concepto llave. Me dejé llevar por esos falsos instintos que decían que confiase en ti. Ese era el problema; pedían, no decían. 

Demasiadas veces intentando llamar la atención. Es hora de irme. Te dejo con mis recuerdos, lo sucedido subiendo escaleras juntos, mientras tanto yo viajo por rincones inolvidables. Yo sola; buscándome, encontrándome a mí misma. Sabiendo que solo yo importo, que no hay nadie más. 

Sueños que cumpliré sin ruido de fondo, sin personas molestas, ni impedimentos posibles. Personas que miran, que crean obstáculos. No merecen la pena, no vale nada pensar en ellos. No saben que ya no estás, que mi gran impedimento se ha ido. Tú. 

Así que... Adiós. Hasta luego pasado, hola presente, futuro, nuevos días. Volver a mí. Saber quien soy, que quiero. Comportarme como aquello loca ruiseña que siempre fui, que siempre quise ser. Alzar mis espíritus, mis ánimos. Dejar de verte, ser yo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...