viernes, 20 de mayo de 2016

SOMOS PARTE DE UN CATÁLOGO

So you say I'm complicated
That I must be outta my mind
What's wrong with being, what's wrong with being
What's wrong with being confident?
(Confident, Demi Lovato)

¿Nunca has sentido que no encajabas en un grupo? Resulta que nuestra sociedad es así de frívola y estúpida: y es que si no encajas en un grupo, serás rechazado por todos. Quedas como una rara, una persona antisocial que no quiere saber nada de nadie, no te adaptas a los tiempos, te miran mal, por encima del hombro, como si estuviera esperando el momento perfecto, aquél en el que te derrumbarás. 

No encajas y es por que no quieres. Sigues tu propio camino, no ese que lo demás quieren que sigas. Tomas tus propias decisiones y aceptas las consecuencias que tus actos acarrean. Se ríen, te rechazan y una vez más eres expulsada de ese grupo. ¿Querías pertenecer? Quizás sí, pero porque creías poder ser tu misma. Sin embargo, la presión le puede, y una vez más, a ellos, les hacen ver que tú no encajas. 

No te dejes llevar por lo que los demás digan o pienses, no creas que todos pensarán lo peor de ti. Y aunque lo hagan, no le prestes atención. No merecen la pena. Dejan que rían, que te califiquen, que te señalen y, sin conocerte realmente, elijan un grupo en el que deberías encajar, en el que deberías estar. 

Hoy en día parece que las personas somos de catálogo. Por ejemplo, si quieres una cama irás a la sección dormitorios, si quieres una barbacoa a la sección jardín. Pues bien, nosotros somos un catálogo; puedes ir a la sección de altos, bajos, guapos, feos, gordos, flacos, frikis, inteligentes, listos y tontos... Y créeme, la lista puede seguir creciendo. 

Ya hay otros que lo han estipulado por ti, y es como un San Benito. Has sido etiquetado, y es de esas que no se olvidan, que uno no puede arrancarse y olvidarse de ellas. La llevarás siempre, por más que intentes luchas contra ellos, por más que intentes y quieras que los demás no pienses que eres de una manera u otra, por más que intentes cambiar. Da igual si cambias, porque el recuerdo de lo que fuiste siempre estará ahí. 

Pues sí, no encajas y encima te ponen etiquetas. ¿Molesta? Mucho. Buscas el cambio, pero sufres las consecuencias. Te afectan, te muestran una versión de ti que no te gusta para nada, que te deja agotada física y emocionalmente. Te paras frente al espejo, te miras y ves que lo que hay en él no te gusta. Todo lo que ves son defectos, ves todo lo malo de ti y nunca nada bueno. 

Nadie te recuerda que, a pesar de tener defectos, tú tienes virtudes. Todo cambia, aquello que está a tu alrededor cambia, los que están a tu alrededor también lo hacen. Parece que tú te has quedado estancada en el mismo escalón de siempre; sin avanzar, pero sin retroceder. No hay explicación lógica. Creías estar bien, aunque ya no lo estés. Uno se hace daño a sí mismo, la autoestima por los suelos. 

Es un callejón sin salida, de donde nadie te puede sacar. Te sientes atrapada y sin ayuda de nadie. ¿La pides? No. Ya no confías en nadie, todos se han ido alejando o tú misma los has ido apartando. No quieres saber nada de ellos, quieres ser tu misma sin que nadie te mire mal, sin que nadie se aproveche de ti, sin que nadie se ría. 

Sólo estás tú. Estás sola y debes confiar en ti misma, en tus posibilidades. Da igual que tu cabeza esté dando vuelta a mil cosas diferentes que han pasado, sonríe. Demuéstrale al mundo que tú vales muchísimo, que nadie te puede pisar. Que no te importa tener una etiqueta colgada, que la aceptas, pero no crees en ella. Esa etiqueta no forma parte de ti, no eres tú. Son los pensamientos de muchos, de aquellos que no te conocen. 

Y es que esta sociedad es muy frívola, muy estúpida e incluso malvada. Una sociedad que no conoce a los suyos, donde siempre ganan los que tienen poder, donde unos se pisotean a otros, donde si sonríes no será por mucho tiempo porqué ya habrá alguien que se encargue de borrarte la sonrisa. 

¿Te consideras rara? Es tu vida, piensa y haz lo que quieras. Si eres tú quien se pone las etiquetas, serán las que tú quieras, las que te hagan feliz. La sociedad sabe como arruinar los sueños, aquellos envidiosos saben como arrancarte un pedazo de tu felicidad. Si algún día tienes un mal día o un bajón de autoestima, recuerda que siempre habrá alguien en el mundo que querrá apoyarte, aunque aun no lo conozcas. Piensa que en esta vida vale la pena sonreír, porqué eso es lo que más rabia le da a los envidiosos. 

Tómate a guasa los reproches, los malos comentarios, las burlas y las risas. No le des importancias, al menos de cara al público, que no vean que te afectan, que te duelen. Que ellos no sepan lo equivocados que están. El tiempo pone a cada uno en su lugar, y tarde o temprano entenderán lo equivocados que estaban. Así que sí: las personas pueden ser malas, envidiosas y rencorosas. Aun así, ten confianza en ti misma. ¿Qué hay de malo en ello?

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