jueves, 28 de enero de 2021

Aunque no lo quisiese...

 Sin quererlo sucedió. Quise buscar un culpable, alguien, pero nunca a mí misma. No creí ser capaz de ello, no quería ver lo que había pasado. Cerraba los ojos tan fuerte pensando que así no sería real. Y me enamoré. 

Mi instinto era correr, alejarme de ti y de todo lo que suponías para mí. Éramos imanes, dos polos opuestos atraídos por una química un poco extraña. Nos reíamos de nosotros mismos y de lo que representábamos para los demás. A veces, era como si el mundo entero nos diese igual. 

Y aun con esas, teníamos miedo. Nos comportábamos cómo completos extraños. Dos locos en este mundo que querían liberarse y se veían atados de pies y manos. ¿Qué podíamos hacer? ¿Había solución? Parecía únicamente una historia sacada de una novela romántica a la par que trágica. ¿Éramos así? Para nada. Aunque nos gustaría serlo, y así saber qué acabaríamos consiguiendo el final feliz. 

Te extraño. Las risas en momentos inesperados, los secretos inconfesables y esas miradas que éramos incapaces de contener. Te echo de menos y no se puede remediar. No hay un final feliz, no hay tragedia ni un romanticismo. No hay historia porqué no damos el paso, porqué no saltamos. ¿Y si lo hiciésemos?

Pero somos dos locos cobardes que no arriesgan por no querer perder. ¿Hay algo que perder? A veces creemos que sí, pero si ya actuamos como completos extraños... Tan solo volveríamos al punto de partida; a las miradas furtivas, los secretos guardados y las risas entrecortadas. 

Ven acércate y, por un momento, vivamos el sueño. Un minuto o un par de segundos... Quiéreme, porque yo ya no me escondo, no tengo miedo: me he enamorado de ti. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...