lunes, 3 de julio de 2017

Mi vestido.


You know some days you feel so good in your own skin
But it's okay if you wanna change the body that you came in
(Most girls, Hailee Steinfeld)

Supongo que será el caparazón que tengo​, la armadura que me protege, la coraza que no se rompe. Quizás impongo mis propias barreras, mis límites y más de un muro. Tal vez, no dejo dejo que nadie vea más que la simple superficie, las risas y poco más.

Seré de una extraña rareza, mujer de muchos caminos y ninguno de ellos cuerdos. Quizás tenga ideas desordenadas, pero con planes de futuro. Placando a todo aquél que quiere algo más que una sonrisa. Ni nací aprendida, tampoco encontré quien me enseñe. Quizás solo espero tiempo, paciencia, y dejar que todo fluya. Ni más, ni menos.

Persona con vergüenza y situaciones sin reacción alguna. Respuestas difíciles de encontrar, no hay ni aciertos ni errores. Nunca hay una mala intención, pero las prisas y las presiones aparecen, te desarman, te cohíben. Es tan fácil destruir algo que ni siquiera ha empezado, cuando todavía no hemos sido capaces de encontrar el punto de partida. 

Hay una armadura que pocos traspasan y que muchos desconocen. Persona torpe e incómoda conmigo misma y no con los demás. Demostrar mucho, recibir poco y darte cuenta que al final, no han encontrado la manera de conocerte, de saber que por más que seas una pequeña mariposa social, la vergüenza y el sonrojarse está presente en todo momento. 

Supongo que no sé expresarme, ni encuentro la forma de hacerme entender. Quizás mis silencios no dicen nada o dicen lo contrario de aquello que yo deseaba expresar. Parecerá que no soy receptiva, pero sencillamente no sé como actuar. No soy como las demás, no estoy cortada por la misma tijera, ni sigo los mismos principios. 

Tengo mis propios planes, mis valores y sueños. Hay cosas que he vivido, otras que he sufrido y sé que me queda mucho por recorrer. También es cierto que aquello que no he vivido hace que me muestre cortada, que no cortante. Rubor, susurros y temblores de mano. 

Existen miedos del pasado, inseguridades del presente. Etiquetas que nos cuelgan, que nos definen como personas. Y, tal vez, uno no se sienta cómodo en su propia piel, quiera cambiar, hacer ver a los otros que no es su culpa, que en esto el único culpable es uno mismo. 

Es como ese vestido que te pruebas y ves que es demasiado ancho, o la etiqueta que no hace más que incordiar o bien las ampollas que se forman tras el uso de un zapato nuevo. Momentos a los que uno le busca solución; cambiar de vestido, cortar la etiqueta o no volver a ponerte esos zapatos. 

Quizás tengo una coraza inquebrantable, a pesar de tantos miedos y memorias. Me refugio en mi misma, mientras revivo todas las situaciones en las que no he sabido como actuar, mientras repaso lo que podría haber dicho y no fui capaz de decir. 

Y quizás pienses que te rehuyo, que no me interesas. No hay motivos por los que correr, ni dejar que la mente recurra a mil y una opciones sin saber cual es la correcta. No sé como dar un paso adelante sin tropezar, o como articular las palabras sin que se enreden, sin que sean malinterpretadas. 

Sin embargo, la sonrisa es sincera y mis risas no las fuerzo. Te confieso que hay momentos que no son fáciles y que viene a raíz de los momentos que he vivido en el pasado. No lo sabes, tal vez algún día preguntes y yo conteste, quizás entiendas lo que hoy se hace imposible de entender. 

Con el tiempo y la calma, yendo despacio y aprendiendo los uno de los otros verás más allá del escudo. Hoy deseo cambiar de vestido, pero mañana me volveré a poner aquel que era de color rojo y los zapatos que tanto molestaban. Será por ser terca o por querer sentirme cómoda en mi propia piel, volver a mi vestido. 

Quizás mi vestido sea mi escudo, mi zona de confort. Una realidad de la que no es fácil salir, un vestido con cremallera atascada. Sin presiones, sin prisas y sin segundos pensamientos, tan solo dejándose llevar. Que nadie nos observe, que nadie nos critique, que nadie haga preguntas. Tan solo dos personas y quizás un escudo, y sino un vestido. 

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