domingo, 17 de mayo de 2015

Beauty.

I'm bringing booty back
Go 'head and tell them skinny bitches that
No, I'm just playing, I know you think you're fat
But I'm here to tell you...
Every inch of you is perfect from the bottom to the top
Yeah my mama she told me, "don't worry about your size"
(All about the bass, Meghan Trainor)

Siempre me he preguntado por qué el físico es lo primero que miramos en una persona, por qué no somos capaces de pararnos aunque tan solo sean cinco minutos a contemplar a esa persona que acabamos de conocer y mirar más allá de lo que se ve a simple vista. 

Seamos sinceros, hoy en día estamos todos clasificados según nuestra apariencia física; guapos o feos, gordos o flacos, bellos o -sin ánimo de ofender- cardos. Hay una parte de nuestra sociedad que estipula unas "normas" de belleza las cuales debemos seguir. ¿Y si no encajas? Haces lo que haga falta por encajar. Y he aquí nuestro problema. 

Uno debe dejar de intentar encajar en un grupo, dejar de hacer lo imposible por pertenecer a un grupo cambiando su apariencia, sus formas, su persona, porque al final no eres tú mismo, sino otra persona. Eres un simple desconocido al que se le ha aceptado en un grupo y todo ¿para qué? Si luego, cuando hayas conseguido esa ansiada meta te darás cuenta que tampoco es para tanto, que no estás conforme contigo mismo. 

Así que has cambiado tu forma de ser, tu verdadera personalidad para al final entender que eso no valía la pena. Creías que ibas a marcar una diferencia, que encajando en ese ansiado grupo serías diferente... ¿Es que no te das cuenta que lo único que haces es seguir a la mayoría, ser igual a ellos?

Si quieres marcar la diferencia, si quieres "ser alguien en la vida" sigue tus propios principios y valores, aquellos que te han sido inculcados, aquellos que has seguido a lo largo de la vida, los que has puesto en práctica cuando te has enfrentado a algún problema, a algún obstáculo. No hagas caso a lo que los demás te digan, si te equivocas puedes estar tranquilo, encontrarás el camino de vuelta. 

Ahora bien, uno, aunque intenta no hacer caso de los comentarios, seguir adelante con la cabeza bien alta haciendo caso omiso a lo dicho por unos cuantos, no siempre puede. A veces, esos comentarios se nos clavan profundamente, se nos graban a fuego, nos destruyen la autoestima. Sin embargo, aquellos que sueltan esos miles de comentarios no se dan cuenta de lo que hacen, de lo que dicen. 

Minan tu moral, poco a poco la destruyen hasta el punto de que uno no se cree los halagos de aquellos que son parte de nuestra vida, de nuestra familia. Nunca seremos capaces de creernos aquello que nuestras madres nos dicen... Son nuestras madres, es su trabajo ¿no? Llenarnos de halagos, decirnos lo guapo que somos, lo bien que se nos ve. Aunque no sea verdad, aunque no queramos escucharlo, creerlo. 

No obstante, creo que la belleza es algo que va más allá del simple físico. La belleza está en la simpatía y la alegría de una persona, en los pequeños momentos compartidos con esa persona, en las sonrisas y miradas que te atrapan, que te cautivan. La belleza es la forma de ser de aquellos que escogemos como amigos, de aquellos que nos aceptan tal y como somos. 

Porque sí, yo lo sé, sé que no soy una persona de 90-60-90, que nunca tendré un físico diez, que tengo mil defectos, pero son esos defectos los que me hacen bella, los que me hacen ser como soy. No rechazo mis defectos, aprendo a convivir con ellos, aprendo a mejorar, a crecer. La belleza es algo tan abstracto que uno no es capaz de verlo a simple vista. 

Uno debe indagar, profundizar, descubrir y explorar con esa persona que tiene al lado. Uno debe entender que de nada sirve un físico diez si no eres capaz de aportar nada más, porque créeme no para todos el físico es lo primero. Y yo, yo soy alguien que no quiero a mi lado a una persona que no sea capaz de aportarme nada, de enseñarme nada. No quiero una visión materialista, una visión superficial de la vida y de las personas. Quiero ser capaz de ver y experimentar esa belleza que no se ve a simple vista, que no se deja apreciar con un vistazo simple, ni con la observación de tan solo cinco minutos. 

Y sé que no puedo cambiar el mundo, sé que no puedo cambiar la visión de tantas personas que lo único que hacen es juzgar a las personas por como se visten, se peinan y se maquillan. Sé que no puedo marcar una gran diferencia, pero sé que puedo marcar una pequeña, que puedo aportar mi pequeño granito de arena: no ser como ellos. 

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