miércoles, 9 de septiembre de 2020

Otra vez aquí.

 

Volví a llorar. Sentí las lágrimas caer, supe ver ese brillo con el que tus ojos destellaban. Sonreí. Te vi feliz, como hacía tiempo que no te había visto. Tuve esperanzas, hoy volví a nacer, a creer en ti, en mí. Pensé en nosotras, en el largo viaje y ese recorrido que jamás hemos acabado. 

Otra vez aquí. Otro día escogiendo camino, escogiendo dirección. ¿Vamos a la izquierda o a la derecha? ¿Cogemos un atajo? ¿Vamos por ese escondite secreto que solo tú y yo conocemos? Reí. Recordé lo bonito de esos días, la brisa de un fresco día, los pies fríos del invierno, pero el corazón siempre caliente. 

Jugué. Lo hice contigo y conmigo misma. Me engañé pensado que te olvidaría, que podría pasar página y no tenerte a mi lado. Te necesito. Eres ese soplo de aire fresco, ese alguien con quien escapar, con quien olvidar. Pero, te fuiste. No queríamos el mismo camino. 

Hoy te vi. Volviste y volví a llorar. Pensé que te había perdido, que ya no sabías nuestro rumbo, que no buscábamos lo mismo. Te quise. Quise comerme el mundo contigo, conquistarlo, ser uno y buscar siempre la mejor solución. Lo nuestro ya no tenía remedio. Éramos dos locos con ganas de vivir, pero sin que nadie nos dijese nada. 

Renací. Fui fuerte por ti y por mí,  fui valiente y no cobarde porqué tú me necesitabas. Te quiero y son pocas las veces que lo pronuncio. Casualidad no fue encontrarte, fue lo que nos unió, lo que hoy nos lleva a estar juntos. Te imaginé. Sueños son lo que tengo, pensando que eres más que un ser perfecto fruto de mi imaginación. Y entre tanto sueño, te volví a perder. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...