lunes, 18 de diciembre de 2017

Interpretando...

Una insiste en leer y luego debe interpretar. Confieso —y espero— que no haya respuesta incorrecta, ni falsa ni cien por cien cierta. Tan sólo los pensamientos de una loca lectora con afán de escribir y expresarse. Una no hace más que darle vueltas al tema... 

Queremos crecer, madurar, cometer errores, vivir experiencias, llevar a cuestas nuestra casa, tener responsabilidades. No queremos vivir encerrados en una caja de cristal, queremos crecernos ante las adversidades, que nos dejen libertades. Los zapatos se convertían en esa caja de cristal, apretando, haciendo daño. 

Busquemos soluciones. Nos dan la libertado, tú tienes el mando. Te dicen que te puedes descalzar y ves que parte del dolor se alivia, que ahora eres el dueño de tus propias decisiones ¿te crees que no tendrán consecuencias? Créeme, toda acción repercute, igual que hay motivos también habrá diferentes resultados. 

Eso sí, el camino no es llano, ni fácil. Habrá complicaciones y obstáculos a superar. Nada es dado en bandeja de plata, ni con un broche de oro. Hay piedras en el camino, heridas que nos haremos, miles de errores que se cometerán, fallaremos una y otra vez... Y eso nos hará madurar, crecer como personas. 

Los zapatos no aprietan y la libertad está ahí. Sin embargo, si el camino no es fácil no estamos satisfechos. Mejor que sea otro el que tome las decisiones, que otro acarree con nuestros problemas, con nuestras decisiones. Poder echarle las culpas a otro, a alguien que ya tiene su propia vida, sus propias acciones de las que hacerse cargo. No queremos salir lastimados, no queremos hacernos cargo. 

¿Por qué? ¿Miedo, inseguridad, indecisión? Tal vez pensamos en el qué dirán, en todo aquél que nos juzgará, que nos criticará e intentará mirarnos por encima del hombro. Sin entender que no nos debería importar lo que otros piensen, que quienes importan no te juzgarán, ni te darán la espalda cuando lo necesites. 

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